THE MUSHROOM HUNTER by María Encarnación Carrillo

lunes, 13 de junio de 2016

FLUSH (Virginia Woolf, 1933)

Esta edición de Flush de Virginia Woolf escrita por la autora en 1933 editada por Salvat en 1971, que encontré en una librería de viejo; me ha traído la biografía semificticia del cocker spaniel de la poeta Elisabeth Barret Browning (1806-1863), llamado Flush, la cual le dedicó varios poemas en su día.
Woolf narra la sencilla historia del perro de la poeta, que se mantenía postrada y encerrada en una habitación debido a una extraña enfermedad no muy bien definida por los médicos. El perro nos describe su vida y la de su ama por medio de un monólogo interior, una vida de encierro en la pequeña habitación de la casa familiar londinense.
Durante la lectura, también recorremos Londres a través de los ojos de Flush, de su olfato...percibimos colores y olores, las luces y las sombras de sus calles y de sus sótanos; descripciones con una gran riqueza de sustantivos, que ofrecen un retrato visual del trasiego de la ciudad, de sus barrios y calles: Westminster, Paddington, Marylebone, Whitechapel, Tottenham Court, Saint Giles...
Una ciudad grande, de gran bullicio que mantenía a Barret encerrada, en una habitación pequeña, hasta que el amor llega a su vida de la mano de otro poeta, Robert Browning, con quien se casa en secreto y se fuga a Italia, en contra de la opinión de su padre, que se opone al casamiento de todos sus hijos.
En Italia, Flush, que tuvo que sacrificar su instinto natural en Londres por amor a su ama, andar atado de cadena y vivir enclaustrado en una habitación, recobra la libertad; el sol lo inunda todo, los perros pasean solos y libres y las gentes son de trato agradable "nunca se pelean, ni se emborrachan". Al igual que Flush, Elisabeth se ve beneficiada por Italia y su clima, se recupera de su invalidez, viaja hasta Florencia y tiene un hijo "Penini".
La descripción de Italia se contrapone a la forma de vida de la Inglaterra victoriana, los instintos naturales de un perro quedan eliminados en este ambiente oscuro y rancio y sin embargo se ven beneficiados en el país mediterráneo. Y las gentes, al igual que el animal también quedan influidos por el clima en el que el sol lo inunda todo.
También encontramos en entre las líneas de este libro crítica social, acerca de las condiciones en las que vivía los pobres de Londres, así como sobre el poder que los hombres ejercían sobre las mujeres, ya fueran padres, hermanos o maridos; acerca de la negativa de estos a que Barret tomara la iniciativa de ir a rescatar por si misma a su perro, cuando lo secuestraron en Londres con el objetivo de pedir una recompensa, algo común en la época: "...y, al tomar esta actitud, me situo frente a la execrable táctica de los maridos, padres, hermanos y demás dominadores que haya en el mundo". Palabras que aparecen en el texto entrecomilladas, dando a entender que salen de una de las cartas que ella misma escribió describiendo la situación por la que estaba pasando.
El relato termina con la muerte de Flush a los pies de su dueña, en Italia; y nos recuerda la muerte real de la Elizabeth la cual está enterrada en el cementerio inglés de Florencia. Flush despierta de un sueño plácido donde los placeres de la vida en Italia lo abrazan igual que el sol que lo cubre todo, pero cuando despierta, busca a su dueña desesperado y asustado, buscando cobijo para morir; el sueño desaparece frente al desasosiego de la vida y la muerte.
En la página final del libro podemos leer el poema que le dedicó a Flush titulado "Flash o Fauno":

¿Veis este perro? Ayer estaba yo
cavilosa, olvidando su presencia,
deshaciéndose en llanto el pensamiento; 
y junto a aquella almohada humedecida

asomó bruscamente la cabeza 
muy peluda de un fauno, como dos ojos 
como de miel, y orejas que colgaban
secándome la cara con su roce.

Yo me sobresalté, como la ninfa
sorprendía en el bosque por un fauno 
mas la hirsuta visión sólo era Flash

me olvidé de mis susto y mi tristeza,
y di gracias a Pan, que por un ser 
tan humilde nos daba tanto amor.

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