THE MUSHROOM HUNTER by María Encarnación Carrillo

sábado, 9 de julio de 2016

PRIMERA MEMORIA (Ana María Matute, 1959)

Ana María Matute
 Ana María Matute ganó el Premio Nadal en 1959 con Primera Memoria.
Escrita en primera persona, por Matia, una niña  huérfana de madre, cuyo padre se encuentra luchando en el bando republicano, vive  en casa de su abuela en alguna Isla Balear.
La vida en la isla transcurre entre las clases particulares del Chino, el hijo del ama de llaves; y las escapadas con su primo Borja, cuyo padre también está en el frente, pero en el bando nacional;  con los chicos del lugar a la playa y al pueblo.
Las reflexiones de Matia, se dejan oír a modo de monólogo interior y las preferencias de la autora por los clásicos de la literatura infantil se dejan sentir por entre sus líneas, como en el caso de Alicia:
"Alicia en el mundo del espejo", pensé, más de una vez, contemplándome en él, desnuda y desolada, con un gran deseo de atravesar su superficie, que parecía gelatinosa. Tristísima imagen aquélla -la mía-, de ojos asustados, que era, tal vez, la imagen de la misma soledad"
O como en el caso de Peter Pan:
"Borja estaba solo, de pie. (Adiós, Peter Pan, adiós, ya no podré ir contigo la próxima Limpieza de Primavera: tendrás que barrer solo todas las hojas caídas), quieto y dorado en medio de la plaza, brotándole de los ojos un reflejo del tío Álvaro."
Párrafos magníficos cargados de poesía, como también se pueden apreciar en las descripciones de paisajes y lugares, como en la descripción de la iglesia del pueblo:
"Sobre el arco de la gran puerta dorada, que estaba abierta, había escudos de piedra y las cabezas de los cuatro evangelistas. Por encima de la cúpula de mosaicos verdes, arrancándoles un llamear dañino, estaba el sol, rojo y feroz en medio del cielo pálido. Y me dije: casi nunca hay cielo."
La realidad de la guerra que les ha tocado vivir, es vista desde lejos, aunque sus peligros se hacen latentes en las relaciones de odio, de revanchas y de acusaciones que los habitantes de la zona practican unos a otros. Su familia, ante ella, prefiere disimular e ignorar:
"-La guerra no debe interrumpir más nuestra normalidad. La guerra es una cosa horrible.
-¿La guerra?- me dije-. ¿Que guerra? Este silencio podrido, este horrible silencio de muertos.
-Odio la guerra- continuó la abuela-. Debemos vivir, en lo posible, ignorándola."
Ana María Matute
Al final de la novela, nos encontramos ante la inevitable pérdida de la inocencia de los protagonistas, Matia, Borja y Manuel; han sido víctimas de los odios de la guerra, ellos mismos han participado de esos odios, como cuando Borja acusa a Manuel de robo injustamente. Manuel es el hijo de un "rojo" asesinado, a su madre le han rapado la cabeza en la plaza del pueblo y la insultan al pasar, y han tirado un perro muerto a su pozo. Manuel es otra víctima más de los odios de la guerra, y Borja, sabiendo que Matia, su prima está enamorada de él, lo acusa injustamente de un robo de dinero en venganza. Al final, los tres quedan manchados por las consecuencias de la guerra civil. Sus terribles consecuencias, el odio y la sinrazón, traspasan a todos las personas, incluidos niños, arrebatándoles su inocencia y marcándolos para siempre.

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