Una historia que comienza en la República española y que va ganando en intensidad cuando acaba la guerra y la protagonista tiene que sobrevivir sola con sus dos hijos.
Los pasajes finales son poéticos y bellos. La protagonista parece entrar en comunión con el mundo físico que la rodea, más integrada en su realidad actual que le ha llegado a través de la catarsis que le ha producido el casamiento de su hija Rita, tomando conciencia que ahora también es feliz, con el Antoni, su segundo marido, que la llama además por su nombre real, Natalia; dejando atrás, y cerrando, su etapa de juventud cuando era Colometa, como la llamaba su primer marido, el Quimet… vaya...
Pasaje final:
"El agua estaba fría y eso me hizo recordar que el día antes, por la mañana, a la hora de la boda, había llovido mucho y pensé que por la tarde cuando fuese al parque como siempre, a lo mejor todavía encontraba charcos de agua en los senderos... y dentro de cada charco, por pequeño que fuese, estaría el cielo..., el cielo que a veces rompía un pájaro..., un pájaro que tenía sed y rompía sin saberlo el cielo del agua con el pico... o unos cuantos pájaros chillones que bajaban de las hojas como relámpagos, se metían en el charco, se bañaban en él con las plumas erizadas y mezclaban el cielo con fango y con picos y con alas. Contentos..."
Por fin, es Natalia.
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