Después de leer las tres novelas de Wendy Guerra (La Habana, 1970), me ha enamorado su escritura lírica y dinámica, su variedad de frases, y sus historias fragmentadas y elípticas; recursos que le confieren a la narración el ritmo adecuado, como si un son cubano, lejano y omnipresente, te acompañara en la
lectura.
En sus textos encontramos protagonistas cubanas que luchan por recobrar una subjetividad anulada
en aras de la colectividad impuesta, y que nos llevan a través de las páginas de lo
que puedo considerar "Una Trilogía de Cuba": Todos se van (Bruguera: 2006), Nunca fui primera dama (Bruguera: 2008)
y Negra (Anagrama: 2013).
Exilios a Miami o a Europa, llevan a sus
personajes a la renuncia de su tierra y familiares para siempre, tierra a la que desearían volver, pero en la que no pueden vivir, pues son anulados como seres
únicos. Cuba aparece como el país donde la prohibición es habitual: lecturas, películas, pensamientos, pasaportes...y donde los delatores; los juicios
públicos injustos; los cortes de agua y luz; la imposibilidad, a veces, de mantener sexo en la intimidad; o la escasez de víveres, hacen del vivir una difícil misión. El grupo siempre está, como un ente
que absorbe al individuo y que lo engulle.
Las protagonistas comparten historias de orfandad, padres o madres exiliados, a los que buscan en un intento por encontrarse asímismas, y narrar una historia familiar completa que las explique como personas.
Las protagonistas comparten historias de orfandad, padres o madres exiliados, a los que buscan en un intento por encontrarse asímismas, y narrar una historia familiar completa que las explique como personas.
La enfermedad en la vejez, la desmemoria, la demencia, el alzheimer, es el final al que algunos de los protagonistas llegan, un símbolo, una solución posible para los que ya no
pueden más y prefieren renunciar a sus recuerdos, a sus pensamientos, a lo que
fueron; perdidos para siempre en el conglomerado cubano donde lo prerrevolucionario ha sido borrado de la memoria colectiva.
Y como escenario Cuba, La Habana, el mar, sus casas, sus viejos edificios, el lugar del que los protagonistas quieren huir y quieren volver, el lugar donde están sus raíces. Cuba sí, Cuba no; eterno dilema de las personas que se buscan entre la multitud que la habita.
Wendy Guerra, poeta, escritora, diplomada en Dirección de
Cine, Radio y Televisión , cuyos libros no han podido ser publicados en Cuba, tiene obra poética publicada España como Ropa interior (Bruguera: 2008), autora
de Posar desnuda en la Habana (Alfaguara: 2011) basado en el pasado cubano de
Anaïs Nin y en su diarios de aquella época, y es autora del blog Habáname: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/habaname/ .
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