THE MUSHROOM HUNTER by María Encarnación Carrillo

viernes, 11 de agosto de 2017

MORTAL Y ROSA de Francisco Umbral [2007 (1975)]

 https://elestadomental.com/diario/mortal-y-rosa-40-anos-de-dolor-y-belleza
Magnífica lección de escritura, ligereza, fluidez, lirismo y dolor;  inmensa...
Me ha impactado esta obra de prosa poética, retazos de narraciones líricas que se concatenan; fragmentos de diario que Francisco Umbral comienza a escribir sin conocer la enfermedad de su hijo, y sin adivinar el terrible final que le aguarda. Su hijo fallece en julio de 1974 con cinco años y Umbral acaba su libro en diciembre de ese año. Un libro en el que el autor se cuestiona la existencia y la razones de la escritura, de su existencia, de su escritura, cuando se entrecruza con la terrible realidad que le tocará vivir y de la que da cuenta. 
Increíble relato, lleno de amor y poesía, y muerte, escrito con pinceladas expresionistas, y que él mismo persigue, y que transcribo literalmente en la magistral explicación que nos da:

"...Luego comprende uno que basta con dar un olor o un color. Al lector le basta. Al lector le sirve esto mucho más. Dice Baroja de una calle que era larga y olía a pan. Ya está. Un largo olor a pan. Para qué más. El arte descriptivo, minucioso, es pueril y pesado. El arte expresivo, expresionista, aísla rasgos y gana, no sólo en economía, sino en eficacia, porque arte es reducir las cosas a uno solo de sus rasgos, enriquecer el universo empobreciéndole, quitarle precisión para otorgarle sugerencia."

Los temas que trata van surgiendo y los va exprimiendo hasta llevarlos a la nada, al sin sentido, al absurdo, el absurdo de la vida y que todo lo habita; los sueños, el pelo, el rostro, el antropoide, las manos, la calavera, las uñas, las camas, el sexo, las pensiones, los ojos, el olfato, el verano, una naranja, escribir, la ciudad, las ninfas, la mujer, el metro, el pintor, el escritor...y el hijo, su hijo, la enfermedad, las cosas que los rodean, una lámpara nueva, la silla de ruedas, la clínica, la mecedora donde dormía a su hijo...las palabras le surgen a borbotones como un caudal de dolor implacable y poético. 
Ante una obra de estas dimensiones, no hay más que decir, tan solo dar testimonio de las palabras del autor. Umbral finaliza esta joya literaria con la imagen lírica de la mecedora en la que dormía a su hijo:

"...La paz era viajar en una mecedora cabalgado por un niño que habla dormido. En el vaivén de la mecedora se va trazando una vida, un fracaso, una resignación, una distancia, un miedo, una soledad, una cobardía, un amor. Qué manera tan dulce e insospechada de renunciar. Ea, mi niño, ea. La mecedora está hecha para renunciar, para empequeñecer el mundo y empequeñecerse reduciéndolo todo al viaje breve y reiterado de atrás adelante, de adelante atrás. La mecedora es un mueble para renunciar.
Ea, mi niño, ea. un dulce y mágico mueble. Un hipnótico e insospechado mueble. Qué nos lo iba a decir, cuando compramos la mecedora. La abnegación viene llena de dulzura y el niño, una vez dormido, da todo su perfume. Habrán sido unos minutos de viaje y huida. Toda la imposible gratitud de la vida  -ea, mi niño, ea- en la voz clara, indescifrable y balanceada."


sábado, 5 de agosto de 2017

NO TENGO MIEDO de Niccolò Ammaniti [Anagrama, 2017 (2001)]

http://www.repubblica.it/spettacoli-e-cultura/2011/10/15/news/animali_ammaniti-23254294/





















Una estupenda novela, me ha gustado leerla en verano, pues el lugar donde transcurre la historia es similar a la Región de Murcia, extremadamente caluroso, seco, sin agua, con el constante canto de la cigarra de fondo, que aquí llamamos chicharra;  y que me es muy familiar y cotidiano, pues en estos momentos, mientras escribo estas palabras, en un  lugar de la sierra de Murcia, en medio de la naturaleza, puedo oír esa banda sonora del libro, decenas de chicharras cantan con fuerza en la medida que las temperaturas van subiendo. Y luego está el calor, el calor de las ocho de la mañana, cuando el sol aprieta ya con fuerza de forma desoladora, el de mediodía, el de la siesta, el de la tarde y el de la noche, el calor que empapa el cuerpo en sudor mientras duermes. Sí, conozco bien esas sensaciones, y también creo que es una buena ambientación para una novela, la localización es como si fuera otro personaje más que la habita.
Y todo transcurre en un pequeño pueblo, donde la sequía atmosférica también acampa en la personalidad de los personajes, de alta mezquindad moral, la cual quedará visible a los ojos del niño protagonista de la historia, Michele, a medida que la historia avanza. La pérdida de la inocencia.
De este libro, quiero destacar también la capacidad del autor para plantar la semilla del suspense nada más empezar, la historia, con el terrible hallazgo de Michele, que quedará en suspenso, mientras el niño intenta buscar explicaciones a lo que ha visto en el transcurso de las páginas siguientes. Luego, el desarrollo del resto de los capítulos, todos al servicio de la trama, sin dejar cabos sueltos, centrados en la historia, con personajes que van apareciendo, no de forma gratuita, y que finalmente se verán envueltos en la historia. Y además me gusta la capacidad de descripción de un personaje con a penas una frase, que lo define prácticamente en su totalidad, sin recurrir a excesos descriptivos:
"Antonia me gusta mucho; era muy guapa y me habría gustado que fuera mi novia, pero era demasiado mayor para mi y ya tenía novio en Lucignamo que ponía antenas de televisión. "
La descripción del novio, mediante el trabajo que realiza es suficiente y enriquece la narración, dando detalles sobre él.


Otra obra más de la cual aprender. 

Enlaces sobre el autor:
Entrevista al autor en Página2 en 2016.
Entrevista en El Mundo (2016)