Susan Sontag (Nueva York 1933-2004) escribió en 1977 un ensayo La enfermedad y sus metáforas, en el nos ofrece una reflexión acerca de
las enfermedades y la carga de significados que cada una conlleva. Comparando
dos enfermedades, la tuberculosis que hizo estragos en el siglo XIX y XX, de la
que murió su padre cuando ella tenía cinco años; y el cáncer en el siglo XX y
XXI, enfermedad que padeció ella misma (mama, útero y leucemia) y que la llevó
a la muerte en el año 2004. Un año después de que se otorgara el Premio Príncipe
de Asturias.
Las metáforas, según la autora, que cada enfermedad acarrea se refieren al tipo de personalidad, a las acciones
y emociones características del paciente de cada una de ellas. Explicaciones de
las religiones, las creencias culturales y la psicología (Freud, Jung como
precursores) forma pagana de religión para aquel que no tiene creencias
religiosas; metáforas que nos remite a la enfermedad entendida como castigo a
las malas acciones o como fallo de la persona:
“…la
tuberculosis provenía de un exceso de pasión que afectaba a quien pecaba de
temerario y sensual, muchos hay que creen hoy día que el cáncer se debe a una
insuficiencia de pasión, que aqueja a los reprimidos sexuales, los inhibidos,
poco espontáneos, incapaces de cólera.”
Este párrafo
que podía ser el eje central de la obra, nos habla de la carga que un enfermo tiene
que sufrir por añadidura, ya que la etiqueta de desbocado emocional o reprimido
lo puede llevar a un sentimiento de culpa nada sano para su curación.
Su
sensibilidad como escritora, pensadora y enferma, la hace reparar en el
vocabulario usado entorno a la curación del cáncer: luchar, ganar, amputar,
vencer…vocabulario que nos lleva al territorio donde se está librando una
batalla, la batalla contra el cáncer, y que en muchos casos pudiera afectar aún
más al paciente.
Según su
tesis las palabras, las metáforas, las creencias y la psicologización de la enfermedad
pesa sobremanera y nos habla de una forma más sana de sobrellevarla: “Lo que
quiero demostrar es que la enfermedad no es una metáfora, y que el modo más
auténtico de encarar la enfermedad –y el modo más sano de estar enfermo- es el
que menos se presta y mejor resiste al pensamiento metafórico”.
Antonio Muñoz
Molina en Babelia y bajo el título “La muerte lenta de Susan Sontag” http://elpais.com/diario/2009/02/14/babelia/1234571954_850215.html
nos ofrece un interesante artículo acerca del
libro publicado por el hijo de Susan Sontag en el que narra los años de lucha
contra la enfermedad de su madre hasta que murió (Un mar de muerte.
Recuerdos de un hijo. David Rieff. Traducción de Aurelio Major. Debate. Barcelona,
2008.)
Annie
Leibovitz, la pareja sentimiental de Sontag los últimos años de su vida, hizo una
serie de fotos íntimas de la escritora que nos habla de su cáncer y su
sufrimiento.
Sontag está
enterrada en el cementerio de de Montparnasse junto a otras celebridades como
Baudelaire, Simone de Beauvoir, Samuel Beckett, Julio Cortázar, Marguerite
Duras, Man Ray, Guy de Maupassant o Sartre.
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