Ojos Azules fue la primera obra que Toni Morrison, la Premio Nobel norteamericana, publicó en los setenta, una obra en la que trata temas diversos como la demonización de la raza negra, la autoaversión, el concepto de belleza impuesto, la voz femenina o la infancia truncada.
Tras un breve capítulo en el que Pecola, la malograda protagonista, habla en una especie de monólogo interior en el que acaba enlazando todas las palabras como si a la pobre niña se le hubiese enredando el pensamiento; la voz de de otra niña, amiga de Pecola, comienza a describir el relato de su historia:
“Aunque nadie diga nada, en el otoño de 1941 no hubo caléndulas. Creímos entonces que si las caléndulas no habían crecido era debido a que Pecola iba a tener el bebé de su padre.”
Y así empieza un libro que narra la historia terrible de Pecola una niña de color de doce años, fea y pobre, que vive en los Estados Unidos de la segunda guerra mundial, una época, que queda retratada tristemente por las maneras con que la población blanca trataba a la población negra, en la que la discriminación, la denigración y en definitiva el racismo estaba a la orden del día de una forma impúdicamente explícita y clara.
Tal y como podemos leer en el epílogo de la edición actual, escrito años después a su publicación en 1993, Toni Morrison escribió esta obra buscando profundizar a la vez de visibilizar varios de los grandes problemas que la población negra tenía que sufrir, como la demonización de la raza de color y su influencia en los miembros más indefensos de ésta:
“Concentré mi atención en cómo algo tan grotesco como la demonización de toda una raza podía echar raíces dentro del miembro más delicado de la sociedad: una niña; el miembro más vulnerable: una criatura del sexo femenino.”
Ojos azules está dividido en cuatro capítulos: Otoño, Invierno, Primavera, Verano; narrado a partir de voces diferentes, como si estuviera confeccionado a retazos que, sin embargo, forma una unidad muy conexionada. Y en el que describe la historia de Pecola, y de cómo llegó a quedar embarazada de su padre y de las circunstancias que abocaron a ese hombre a hacer tamaña atrocidad. Una obra en la que destaco también el epílogo escrito posteriormente en el que se desvelan las claves que movieron entonces a Toni Morrison a escribirlo y que explica detalladamente, acercándonos la realidad, en parte desconocida, a las personas que no hemos visto y vivido esta problemática social de primera mano; y que me han hecho pensar en los mecanismos que se ponen en marcha para demonizar grupos sociales, o incluso personas en particular, y sus fórmulas para echar raíces en los individuos que los sufren llevándolos incluso al desprecio de si mismos.
Pecola es descrita como fea y ella consciente de su fealdad, sueña con tener los ojos azules como esas niñas rubias y blancas. Y con este detalle la escritora se sirve de ella para exponer también otro de los problemas que la población de color acarreaba y que define en el epílogo como “autoaversión racial” aprendida por el pueblo negro a base de estar expuesto a los únicos modelos posibles y aceptables en la sociedad que habitan como el modelo blanco y su constante desprecio racista. Lo que lleva a la población negra a infravalorarse hasta extremos deshumanizadores, inflingiéndose ellos mismos ataques los unos contra los otros de los que no son capaces de defenderse, convertidos en víctimas de una población blanca que no los quiere y victimas también del odio que hacia si mismos ha crecido entre ellos consecuencia de mirarse en el espejo de la población blanca, donde no había alternativa al modelo impuesto.
Toni Morrison cierra el epílogo, refiriéndose al escaso éxito que tuvo la obra cuando se publicó, con las siguientes palabras: “Con muy pocas excepciones, la publicación inicial de Ojos azules fue como la vida de Pecola: desechada, trivializada, mal interpretada. Y ha costado veinticinco años ganar para ella la respetuosa publicación que esta edición constituye.” Es aquí cuando la autora, tras un sabio análisis de la obra, ve por fin reconocido el valor de su libro Ojos Azules, y entiendo que la lectura actual del mismo hace posible este reconocimiento, como si los nuevos tiempos lo hubiesen hecho posible, una época en la que la raza negra ya no es discriminada de la manera que solía serlo, y de la misma manera su obra ha sido aceptada y reconocida.
Toni Morrison recibió el Premio Nobel con tan solo seis obras publicadas, un galardón del que se debe sentir muy orgullosa, porque en él va implícito su lucha personal contra el racismo.