THE MUSHROOM HUNTER by María Encarnación Carrillo

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL CAMINO DE LOS INGLESES de Antonio Soler

portada
Llegué a esta novela después de haber visto la película homónima que dirigió Antonio Banderas con guión del propio Antonio Soler. La película me encantó y leer la obra me ha permitido profundizar en todo lo que la película me regaló.
La novela plagada de personajes y galardonada con el Premio Nadal en el 2004, narra el último verano de la adolescencia de un grupo de jóvenes que viven en Málaga y para los que el paso a la vida adulta conlleva la renuncia de muchos de sus sueños, a la vez que les lleva a tomar conciencia de la realidad que les espera, una realidad cruda y sin futuro en la mayoría de los casos.
Al comienzo de la novela se describe el principio de un verano en la vida de los personajes, una época en el tiempo, metáfora de cómo se sentían sus protagonistas. Dueños de un futuro aun por vivir, a pesar de que la historia personal que se nos muestra de cada uno de ellos nos hace verlos como jóvenes con un triste porvenir: “Y éramos, por encima de todos los temores y las precariedades, no se si impulsados por la inocencia o la biología, los dueños del futuro.” (Narrador)
Para luego con la llegada del otoño y tras el rosario de los trágicos sucesos que les aguarda el final del verano, terminar perdiendo la inocencia que aun les quedaba, y que ya algunos de sus personajes empezaba a vislumbrar con el paso de los últimos días de verano, a modo de clarividencia: “Además, ya sabía que nunca iba a ser poeta. Me había dado cuenta de que todo era un disparate. No tuve que pararme delante de aquella pared llena de libros que nunca iba a leer para saber que me iba a ahogar en mi propio sueño” (Miguelito Dávila).
La novela me ha llevado a múltiples reflexiones, acerca de aquel tiempo adolescente pasado y acerca de nuestros sueños de juventud, aquellos sueños a los que uno ha podido renunciar en un momento dado y aquellos sueños que por suerte, y a pesar de los avatares por los que la vida nos hace pasar, aun nos quedan y a los que aun no hemos renunciado. Sueños que seguimos persiguiendo, y que nos hacen sentir vivos en la medida que vamos en su búsqueda, embarcándonos en proyectos que, sin quizá saberlo, nos hacen regocijarnos en nuestro joven interior. Y si esto es así, pienso que renunciar a nuestro sueños nos hace un poco más viejos.
Termino con una cita del narrador que hace casi al final de la historia y que me hace reflexionar sobre la relación entre literatura y vida y sobre el oficio de escribir:”Pensé en esta novela en los campos del Flandes…Pensé que quizá pueda llegarse a lo más hondo de uno mismo describiendo aquello que nuestros ojos han visto en vez de ese otro terreno, pantanoso y siempre alumbrado de claroscuros y penumbras, en el que vive nuestro corazón. También nuestro pensamiento. Pensé que somos el paisaje por el que transcurren nuestras vidas, poco más”.


5 comentarios:

  1. Qué hermoso me parece : "...somos el paisaje por el que transcurren nuestras vidas".
    Tiene una pinta estupenda este libro, seguro que me gustaría porque me encantan las historias de jóvenes iniciándose a la vida adulta, cosa que por la general, los escritores eligen que sea en verano, quizás porque es cuando realmente se dan estos episodios de la vida. ¡Ay, el verano! ¡cuanto me falta!

    ResponderEliminar
  2. ...Y felicidades por este blog celestial. Me gusta.
    Sigue que te seguiré.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Isabel, es una obra coral, llena de lirismo y emoción. Cuando he terminado de leerla, he pasado varios días con los personajes y sus historias dentro de mi.
    Un beso

    ResponderEliminar
  4. Yo lo leí antes de ver la película. Evidentemente, el libro me gustó más. La historia es más nuestra. Un beso, guapa.

    ResponderEliminar
  5. Hola Carmen, un placer el verte por aquí. Y sí, la verdad que el ver la película primero creo que perjudica la lectura.
    Un abrazo

    ResponderEliminar