THE MUSHROOM HUNTER by María Encarnación Carrillo

martes, 15 de noviembre de 2011

UN MILLÓN DE PASOS de Isabel Buendía




Isabel Buendía presentó su primera novela Un millón de pasos en septiembre de este año. Una obra con la que la autora nos adentra en el Camino de Santiago, una camino mítico, milenario, ancestral, un camino iniciático para el que lo realiza.

 En su comienzo Marina, la protagonista, nos regala este maravilloso pasaje lleno de alusiones sobre el significado del camino: “Voy a andar hasta el fin de la tierra, voy a buscar y perderme, a huir y encontrarme; conoceré los límites, y soñaré que siempre se puede ir un poco más allá. Para cuando regrese habré alcanzado fronteras de las que es imposible retroceder y pagado el precio que tienen los sueños.”

Un millón de pasos es una novela de viajes que trascurre a través del Camino de Santiago, camino por el que transitan dos amigas: Marina y Laura, y que provocará en la protagonista un profundo cambio interior. El viaje suele transformar al viajero, y Marina es transformada en su esencia y así nos lo desvela al final del libro coincidiendo con el final del viaje: “Y el viaje habrá terminado. Este viaje que ha sido largo y cansado, previsible y sorprendente al mismo tiempo; también ha sido un imborrable viaje interior, hondo, suave e hiriente que, igual que la fina lluvia de Santiago, va calando sin que a penas se note, ha llegado hasta lo más hondo de mi alma y ha hecho tambalear los sólidos cimientos de una amistad y de algunos principios.”

Ha sido para mí un libro delicioso de prosa clara, concisa y amable que describe de manera fantástica el camino y las relaciones que se establecen a lo largo de él. 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL CAMINO DE LOS INGLESES de Antonio Soler

portada
Llegué a esta novela después de haber visto la película homónima que dirigió Antonio Banderas con guión del propio Antonio Soler. La película me encantó y leer la obra me ha permitido profundizar en todo lo que la película me regaló.
La novela plagada de personajes y galardonada con el Premio Nadal en el 2004, narra el último verano de la adolescencia de un grupo de jóvenes que viven en Málaga y para los que el paso a la vida adulta conlleva la renuncia de muchos de sus sueños, a la vez que les lleva a tomar conciencia de la realidad que les espera, una realidad cruda y sin futuro en la mayoría de los casos.
Al comienzo de la novela se describe el principio de un verano en la vida de los personajes, una época en el tiempo, metáfora de cómo se sentían sus protagonistas. Dueños de un futuro aun por vivir, a pesar de que la historia personal que se nos muestra de cada uno de ellos nos hace verlos como jóvenes con un triste porvenir: “Y éramos, por encima de todos los temores y las precariedades, no se si impulsados por la inocencia o la biología, los dueños del futuro.” (Narrador)
Para luego con la llegada del otoño y tras el rosario de los trágicos sucesos que les aguarda el final del verano, terminar perdiendo la inocencia que aun les quedaba, y que ya algunos de sus personajes empezaba a vislumbrar con el paso de los últimos días de verano, a modo de clarividencia: “Además, ya sabía que nunca iba a ser poeta. Me había dado cuenta de que todo era un disparate. No tuve que pararme delante de aquella pared llena de libros que nunca iba a leer para saber que me iba a ahogar en mi propio sueño” (Miguelito Dávila).
La novela me ha llevado a múltiples reflexiones, acerca de aquel tiempo adolescente pasado y acerca de nuestros sueños de juventud, aquellos sueños a los que uno ha podido renunciar en un momento dado y aquellos sueños que por suerte, y a pesar de los avatares por los que la vida nos hace pasar, aun nos quedan y a los que aun no hemos renunciado. Sueños que seguimos persiguiendo, y que nos hacen sentir vivos en la medida que vamos en su búsqueda, embarcándonos en proyectos que, sin quizá saberlo, nos hacen regocijarnos en nuestro joven interior. Y si esto es así, pienso que renunciar a nuestro sueños nos hace un poco más viejos.
Termino con una cita del narrador que hace casi al final de la historia y que me hace reflexionar sobre la relación entre literatura y vida y sobre el oficio de escribir:”Pensé en esta novela en los campos del Flandes…Pensé que quizá pueda llegarse a lo más hondo de uno mismo describiendo aquello que nuestros ojos han visto en vez de ese otro terreno, pantanoso y siempre alumbrado de claroscuros y penumbras, en el que vive nuestro corazón. También nuestro pensamiento. Pensé que somos el paisaje por el que transcurren nuestras vidas, poco más”.