THE MUSHROOM HUNTER by María Encarnación Carrillo

martes, 9 de junio de 2020

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR, Carmen Martín Gaite [Siruela, 2014 (1985)]


Para que no se me olvide, que la cosa va de cómo lo cuentas...




LO "REPE"

"Vulgarización de lo excepcional. El narrador de conflictos presenta en la actualidad unas características muy peculiares. Se da cuenta de que por mucho que abulte la peripecia de su inadaptación, de la incomprensión de los suyos, de la hostilidad del medio, etc., no alcanza a resultar excepcional porque la literatura, el psicoanálisis, los ensayos, la prensa y el cine han divulgado hasta la saciedad eses conflictos, los han vulgarizado. Hace unos años, cuando era estadísticamente infrecuente que un matrimonio se separase o que un adolescente se largara de casa y se pinchase heroína, el caso era llamativo por su misma peripecia. Hoy sólo puede retener la atención de alguien si está contado bien, de forma personal y convincente. No por el camino de cargar las tintas, de la desmesura argumental: en ese terreno todo resulta "repe", nadie pestañea. Se trata de la manera de contarlo. Es com esos que dicen: "Me ha pisado Fulano la novela que estaba escribiendo". ¿La tuya? Si era tuya de verdad eso es imposible. Lo que llega uno a saberse de memoria no es lo vivido igual, sino lo contado igual. " (pag. 239)

jueves, 4 de junio de 2020

CANTO YO Y LA MONTAÑA BAILA, Irene Solà (Anagrama, 2019)

http://lirelactu.fr/source/la-vanguardia/bf683cbc-8e9e-41b2-aec9-835390503761

Un libro fresco y vivo como la hierba, los árboles, los animales, la tierra y el cielo de la montaña...y mientras tanto las personas...




"Llegamos con las tripas llenas. Doloridas. El vientre negro cargado de agua oscura y fría, y de rayos y truenos. Veníamos del mar, de otras montañas y de toda clase de sitios, y habíamos visto toda clase de cosas. Rascábamos la piedra de las cimas como la sal, para que no creciera ni la mala hierba. Elegíamos el color de las crestas y de los campos, el brillo de los ríos y de los ojos que miran la cielo.  Cuando los animales nos vieron llegar se acurrucaron en lo más profundo de las madrigueras, unos encogieron el pescuezo y otros levantaron el hocico para captar el olor a tierra mojada que se acercaba. Lo cubrimos todod como una manta. Los robles y los bojes, los abedules y los abetos. Chsss. Y todos guardaron silencio porque éramos un techo severo que decidía sobre la tranquilidad y la felicidad de tener el espíritu seco" (pag. 13)